La toma de México dio vuelo al proyecto político de los conquistadores, que se consideraron como los sucesores de los mexicas. Supusieron que con la rendición de Cuauhtémoc, entregaba no solo su propio señorío, sino también su imperio, con lo que se abrió paso a la idea del Reino de la Nueva España, como legítimo sucesor del imperio de Moctezuma. La organización de dominación política de los mexicas fue aprovechada por los españoles, tomando como capital de la "Nueva España" a la propia ciudad de Tenochtitlan.
Lo primero que hicieron los conquistadores fue lograr un acomodo con los señorios prehispánicos, despues llamados pueblos de indios, con la idea de lograr su dominación y control. Elaboraron una forma de organización indirecta armada alrededor de caciques, encomenderos y doctrineros. Pero también habia que controlar a los propios españoles, enredados en pleitos y desacuerdos por cómo explotar y gobernar.
En su recorrido para expandirse hacia México, los españoles pasaron por las tierras mayas y no les pusieron mucha atención, de regreso conquistaron primero el Petén y luego Yucatán. El hecho de que no hubiere un aliciente económico y la existencia de muchos señoríos y divisiones políticas en vez de un mando político unificado que fuera heredero del mundo maya, fueron detonadores de la relativa apatía de los españoles para expandirse rápidamente. De 1529 a 1546 la familia Montejo encabezó algunas campañas militares para dominar Yucatán con el fin de establecer una gobernación semiautónoma que incluyó lo que hoy es Tabasco. Pasado el tiempo organizaron un sistema de dominio al estilo del centro de la Nueva España, donde hubo encomiendas, doctrinas y pueblos de indios, luego, de 1540 a 1542 se crearon pequeñas poblacio- nes españolas: Campeche, Mérida y Valladolid. Las tierras altas fueron también ocupadas pero bajo un modelo politico más sustancioso: el "Reino de Guatemala", que ocupó también tierras de Chiapas y Nicara- gua. La población española se mezcló con otra que había llegado desde el sur, de tal manera que la Corona española decidió crear la audiencia de los Confines, en la ciudad de Guatemala.
La Nueva España no puso interés en su parte oriental, pero en cam- bio, se lo dio al occidente y el norte de su territorio. En 1530 Nuño de Guzmán, quien había sido capitán del ejército de Hernán Cortés, estaba insatisfecho por su desempeño en la gobernación del Pánuco, así como por la influencia que Hernán Cortés tenía, y aun siendo presidente de la audiencia, junto un grupo de soldados para conquistar el occidente de la Nueva España.
La Nueva Galicia
Nuño de Guzmán intentó crear un nuevo centro de poder, fuera del alcance de la Nueva España. Propuso como capital de la Nueva Galicia a Compostela, sin embargo, no se consolidó, y mucho tiempo después se reubica en la ciudad de Guadalajara, recién inaugurada. Por su carácter y acción violenta, Nuño de Guzmán fue destituido en 1536, y nadie le apoyó. Sin embargo, el proceder violento del soldado se manifestó en la guerra del Mixtón -nombrada así por una fortificación de las barrancas norteñas del río Santiago-, llevada a cabo por los indigenas cazcanes, en 1540-1542 d. C.
La Nueva Vizcaya
Los españoles siguieron su marcha hacia el norte, esta vez desde Zaca- tecas hacia la Sierra Madre Occidental en el año de 1544 y con el mando de Francisco de Ibarra, a quien apoyaba el Virrey Velasco. En esa parte de la sierra la población nativa era sedentaria y tenían formas de organizarse para vivir y gobernarse más estables que entre los chichimecas. Los hombres de Ibarra quisieron sujetar a la población por medio de encomiendas, como en el centro de la Nueva España, pero se encontraron con muchos conflictos para lograrlo.
La expansión durante el siglo XVIII Durante el siglo XVIII la expansión se dio de manera vertiginosa, sobre todo en zonas antes no dominadas. En 1721 los españoles atacaron y sometieron con un gran ejército a los coras, en la Sierra de Nayarit En todas partes eran paralelos los descubrimientos mineros con la expansión española. PEn 1631 se descubrió Parral, hoy Coahuila, en la Nueva Vizcaya, este suceso marca el arranque de la expansión minera y de los yacimientos argentíferos de la Sierra Madre Occidental, así como de Sonora a par- tir de 1640 con un pequeño auge 20 años después. Después, en 1683 se descubrieron vetas en el real de Los Alamos, el más tranquilo del noroeste. Las minas de Santa Rosa de Cusihuiriachi, en la Sierra Tarahumara, experimentaron bonanza. En 1708 surgió San Felipe el Real, la posterior villa de Chihuahua. Después se descubrieron otras minas más en Nuevo León. A estos lugares se fueron a vivir españoles, indios me- soamericanos y norteños, gente de las castas y negros. La minería tuvo que contar con un clima pacifico y un sustento agra- rio con haciendas a su alrededor
Evangelización
La evangelización Durante los primeros años de contacto entre españoles e indígenas se produjo con gran intensidad el proceso de transmisión, asimilación, imposición y adaptación de patrones culturales Los conquistado- res creyeron que la implantación de sus instituciones y costumbres era un derecho que disfrutaban como consecuencia del dominio político, pero no llegaron a apreciar hasta qué punto ellos mismos fueron a su vez sometidos a cambios y adaptaciones impuestos por las nuevas circunstancias Los pueblos mesoamericanos vieron destruida su organización social y política, su cosmovisión y su vida doméstica, mientras que los europeos debieron modificar sus rígidos esquemas para dar lugar en ellos a la realidad de unas nuevas tierras, con hombres, religiones y concepciones vitales diferentes.
Con la evangelización se produjo el fenómeno difícil de la evangelización y marginación, los indígenas fueron muy pronto católicos en sus prácticas rituales, pero siguieron siendo partidarios de rendir fervor religioso a sus dioses en sus actitudes; asistentes a las ceremonias cristianas, a la vez que adictos a adivinaciones, hechicerías y supersticiones, en grado superior a los españoles y con peculiares formas de expresión.
En el año de 1523 llegaron los religiosos tres franciscanos flamencos, dos eran sacerdotes, llamados Juan de Tecto y Juan de Aora; el tercero Pedro de Gante, relacionado por lazos de parentesco con el monarca español. Cuando llegaron a la capital de la Nueva España, se aplicaron al estudio de la lengua náhuatl, idioma con el que evangelizarían a la población indígena. Los maestros de nahuatl fueron algunos niños a quienes comenzaron a instruir en la religión cristiana. Así pues, la labor evangelizadora había empezado en el año 1524 cuando llegó la orden religiosa de Fray Martín de Valencia y constituida por doce franciscanos de la orden de San Francisco, escogidos entre los más virtuosos e instruidos de la provincia de San Gabriel de Extremadura, España. Después dividieron al grupo en cuatro conventos, atendiendo a las regiones más densamente pobladas: México, Texcoco, Huejotzinco y Tlaxcala.
En 1526 llegaron los primeros representantes de la orden de Santo Domingo, y en 1532 los agustinos fundadores de la provincia mexicana. Una estrategia fue hacer representaciones dramáticas en las ciudades de México, Tlaxcala y Tlatelolco, entre otras, parecidas a las obras de teatro español y europeo. Se hacían a un lado de los templos, donde montaban escenarios, contando con la participación de los miembros de la comunidad, quienes eran actores, hacían el vestuario y escenario o eran acompañantes corales. Las obras de teatro eran representaciones de tipo religioso, reproducían asuntos bíblicos, como la caída de Adán, etcétera.
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